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Francisco Javier Espino Rodríguez . Número de Colegiado 2851657

Cirugía Plástica y Estética, Dr. Francisco Javier Espino Rodríguez

Noticias

2014-02-19

35º aniversario de la invencion de la liposuccion

Ninguna otra técnica de reducción de grasa supera a la liposucción en resultados y garantías para los pacientes.

En el 35 aniversario de su invención, la liposucción es, por un lado, la operación de cirugía estética más demandada por los españoles, con una media de 20.000 intervenciones al año, según cifras estadísticas de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE). Se sitúa así por encima de las operaciones de aumento de mamas, unas 18.500 al año, y las blefaroplastias o intervenciones de cirugía de los párpados, unas 7.200/año. Por tipologías, la liposucción abdominal es la más frecuente, con una quinta parte (20,3%) de las realizadas en nuestro país, seguida de la liposucción de flancos (14,8%), la de muslos (11,6%), la de trocánteres (las prominencias en la cabeza del fémur, con un 11,2%) y el resto (de rodillas, circunferencial, torácica, de piernas, cervical, etc.), con porcentajes inferiores al 10%. Por sexos, las intervenciones de liposucción se reparten entre un 84,6% de mujeres y un 15,4% de hombres. Por otro lado, en pleno boom de técnicas supuestamente alternativas a la liposucción, ésta sigue siendo la única indicada para que las reducciones de grasa se ajusten a los objetivos estéticos perseguidos, ya que permiten extraer el tejido adiposo o graso en la cantidad requerida para conseguirlos. La liposucción, además, no destruye los adipocitos (las células de grasa), sino que los succiona sin eliminarlos durante una intervención quirúrgica, ayudada de anestesia local y suero. Por el contrario, según confirman diferentes estudios clínicos realizados en los últimos años por universidades europeas y norteamericanas, otras técnicas que se han ido desarrollando en estas tres décadas y media, como los ultrasonidos, la radiofrecuencia, la cavita-ción, la criolipolisis o el láser, sólo permiten reducciones pequeñas de tejido adiposo. Ello se debe a que son técnicas no invasivas, es decir, sin intervención quirúrgica, con lo que destruyen los adipocitos pero no los extraen. “Por ello -explica el Dr. Miguel Chamosa, presidente de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética-, en lo que respecta a estas técnicas, son ellas las que marcan el objetivo estético, porque la reducción de grasa que pueden conseguir es siempre pequeña. En la liposucción ocurre al revés: es el objetivo estético que se quiere lograr el que marca la cantidad de grasa a reducir, sea pequeña, mediana o grande, siendo la media de grasa extraída en nuestro país de 2,5 litros por liposucción”. En cuanto a la seguridad y las garantías para el paciente, al no existir aún en España una legislación reguladora de este tipo de intervenciones, las liposucciones deberían tener necesariamente un mayor control por su condición quirúrgica, por lo que la SECPRE pide a los pacientes que se aseguren siempre de que las intervenciones son realizadas por un cirujano plástico titulado en una clínica o centro hospitalario con las instalaciones adecuadas. Las técnicas no invasivas, en muchas ocasiones, no son aplicadas no ya por cirujanos plásticos sino ni siquiera por profesionales médicos. Quienes las realizan suelen aprovecharse también del vacío legal para practicar liposucciones. El país europeo pionero en la legislación sobre esta materia es Bélgica, cuyo parlamento ha sido el primero de la UE en dictar una ley, de junio de 2013, sobre intervenciones de estética practicadas por médicos sin el título oficial de Cirugía Plástica, a los que limita la cantidad a extraer, entre el suero inyectado y la grasa, a menos de 1 litro por intervención. El presidente de la SECPRE afirma que “profesionales y pacientes también deben huir siempre de términos engañosos como lipoescultura, pues únicamente se esculpe lo que es duro, no un tejido graso, o de otros que se prestan a confusión, como remodelación corporal, pues, a día de hoy, sólo remodela la liposucción, porque sólo ella extrae y sólo ella está, o debería estar, supervisada por un cirujano titulado que puede complementarla, en un momento dado, con otras intervenciones”. En este sentido, al no destruir las células de grasa, la liposucción también permite su posterior reutilización en otras zonas del cuerpo. “El aprovechamiento de la propia grasa -concluye el Dr. Chamosa- es una tendencia creciente en Cirugía Estética, ya que, desde el punto de vista del médico, allá donde la inyecta obtiene resultados también permanentes y, desde el punto de vista del paciente, siente que ha matado dos pájaros de un tiro, con los consiguientes ahorros de tiempo y dinero. Actualmente, la grasa extraída de una liposucción se emplea, sobre todo, para aumentos discretos de las mamas, aumentos de glúteos y rellenos de arrugas o líneas de expresión”. Ahora bien, no todas las personas son candidatas a una liposucción. Es el caso de las personas obesas, cuyos acúmulos grasos son tan grandes que no pueden extraerse ni destruirse sin consecuencias para los pacientes, a los que debe prescribirse una dieta equilibrada y, llegado el caso, una gastroplastia o un balón intragástrico. Para el resto, las reducciones de grasa están indicadas en aquellas zonas en las que los acúmulos suelen mostrarse rebeldes a las dietas o el ejercicio físico, como el abdomen, la papada e incluso las mamas en los hombres o las caderas, los glúteos, los muslos y las pantorrillas en las mujeres.

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